Elena Furiase consigue emocionar a sus padres (y a otros actores, entre otros, del internado) en el teatro en «Olvida los tambores»

En pie y sin dejar de aplaudir, así acabó Lolita al final del estreno de su hija Elena sobre las tablas del teatro. Olvida los tambores le ha dado la oportunidad de probar otro género –ya triunfa con una serie de televisión, El internado– y demostrar su talento en directo. Por supuesto, en un día tan importante en su carrera no podían faltar su madre y su padre, Guillermo Furiase, que pese a estar separado de la artista mantiene con ella una buena relación. Ambos se sentaron nerviosos en el patio de butacas junto a Pablo Durán, novio actual de la artista.

Lolita estaba muy nerviosa antes de la función: “Estoy ilusionada”. Admite que su hija está ajetreada con el teatro, la televisión y el cine, algo que a ella también le ocurre en algunas épocas: “De tal palo, tal astilla. El no parar se hereda”. Su padre, Guillermo Furiase, valoró la experiencia que está a punto de adquirir: “Esto es para que aprenda, es muy chica y

necesita tablas”. Añadió que le encanta que sea actriz. “Esto es lo que yo quería que hiciera. Estoy orgulloso de mis dos hijos. Una salió artista y hay que hacer lo posible para que le vaya bien”.

Elena y el resto del elenco contaron con el apoyo de numerosos rostros conocidos. Allí estuvieron Martín

Rivas, con su novia Irene Escolar, y Ana de Armas, Daniel Retuerta compañeros de Elena en El internado, las misses María José Besora y Lorena Bernal, el mister Juan García, Cari Lapique e Iker Casillas, entre otros.

Vía Hola

Elena Furiase, la nueva cara del otoño en el teatro y en el cine

La hija de Lolita compaginará la serie de televisión ‘El internado’ con su primera obra de teatro ‘Olvida los tambores’ y su primera película ‘El libro de las aguas’.
La carrera como actriz de Elena Furiase sube como la espuma. Metida de lleno en el rodaje de la tercera temporada de la serie de televisión El internado, la hija de Lolita acaba de estrenar además una nueva aventura: la obra de teatro Olvida los tambores, que comienza su segunda temporada y en la que comparte cartel con Antonio Hortelano, Leandro Rivera y Lidia San José, entre otros. Le espera un otoño ajetreado y lleno de novedades, porque además tiene pendiente su primera película, El libro de las aguas, en la que comparte historia, aunque no escenas, con su madre y maestra.

Elena se confesó “nerviosa” por esta nueva etapa: “No porque vaya a salir mal, sino porque es algo nuevo. Llevamos ensayando mucho tiempo, pero el teatro es algo difícil. Le tengo mucho respeto”. Comentó además cómo compagina los rodajes de televisión con las funciones, asegurando que, con ganas, todo se puede conseguir. “Por la mañana, ruedo El internado y por la tarde vengo al teatro. Es difícil pero si se hace con ganas y los compañeros te ayudan, se puede compaginar”.

Dentro de poco su rostro llegará también a la gran pantalla y será, como la del teatro, una primera vez. El libro de las aguas es una cinta en la que ha contado con el inestimable apoyo de su madre, Lolita, que también forma parte del elenco. “No tenía escenas con ella, pero el hecho de ir juntas al rodaje y ver cómo actúa, y que luego ella me viera a mí… Tener el apoyo de mi madre es un lujo” explicó.

Vía Hola

Luis Merlo en «Arte»

Luis MerloMuchas risas en la noche del jueves en el Teatre Principal de un público entregado al “Arte” de Luis Merlo, Álex O’Dogherty y Iñaki Miramón. La compleja relación de amistad de Iván, Marcos y Sergio que narra la obra de la francesa Yasmina Reza encandiló al auditorio mahonés.

Cuando se apagaron las luces y aparecieron en escena los personajes, las primeras carcajadas no tardaron en hacerse oír. Los monólogos y los largos silencios abrieron una noche que deparó grandes momentos para el espectador.

En “Arte”, el sarcasmo, la intransigencia y el ansia de control sobre los demás de Marcos (O’Dogherty) topa con las aspiraciones sociales y de reputación de Sergio (Miramón), un dermatólogo divorciado con un punto cínico. En medio, Iván (Merlo), un hombre atormentado, infeliz e incapaz de hacer valer su opinión ante los demás.

La compra de un cuadro “absolutamente blanco” por parte de Sergio hace estallar por los aires 20 años de amistad. No se trata, no obstante, de una obra sobre arte. La incomprensión del inefable Marcos por la decisión de Sergio de comprar un cuadro que considera absurdo, desencadena una serie de desencuentros que evidencian muchos años de conversaciones pendientes. A esta difícil relación se le unen los intentos de Iván por seguir contando con el afecto de sus dos amigos y ev itar lo que parece imposible, el fin de una relación de amistad que comenzó 20 años atrás. En el fondo, “Arte” refleja el intento de los tres amigos de refugiarse de su mundo actual en una relación de amistad del pasado que ya no puede ser lo que fue.
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Natalia Millán en «El mercader de Venecia»

El Festival de Teatro Clásico de Olite acogerá mañana viernes y el sábado dos representaciones de la obra de William Shakespeare «El mercader de Venecia«, a cargo de la compañía Darek Teatro. El montaje está producido y protagonizado por Fernando Conde, miembro fundador del grupo Martes y Trece.

Las funciones, que clausurarán esta edición del Festival de Teatro Clásico de Olite, fueron presentadas en rueda de prensa por el propio Fernando Conde, que estuvo acompañado por el director de la adaptación, Denis Rafter.

Conde comentó que guarda «grandes recuerdos de Olite, donde ésta es mi tercera aparición». Protagonista y productor de la obra, Conde se refirió al trabajo que ha venido desarrollando desde su productora, Darek Teatro. «Tengo 56 años, y ya no quiero hacer encargos con personajes que no me gusta hacer», comentó.

Conde también aclaró que «la obra ha costado 210.000 euros, y se trata, a día de hoy, de una producción absolutamente privada, algo sin equivalente en este país».

En cuanto al personaje de Shylock, el mercader al que interpreta, Conde remarcó que es un «sueño interpretar a un comerciante judío, poderoso, rico y señor, pero al que la opresión de un entorno dominante cristiano le genera una reacción de auténtico rencor y odio».

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